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Seguiremos defecando en el 2014

Con la llegada del 2014 se abre nuevo capítulo para las cagadas de nuestros dirigentes. Cagadas no inocentes de decisiones erróneas, sino cagarrutas bien echadas sobre los ciudadanos y ciudadanas que vivimos en, entre y de la mierda que emana por doquier.

A veces ir al baño y defecar produce una sensación gustosa parecida al orgasmo. Y nuestros políticos son los más orgasmizados de todo el planeta. Júntense banqueros, borbones, duques y duquesas, curas, monjas, obispos,arzobispados, diputadas y diputados... follando putadas y llenándonos de hijos bastardos y bárbaros de nombre leyes, normas y reformas "democráticas" de apellido.
Esta gran familia del progreso que defeca en nuestros derechos utilizando la Constitución, la Declaración Universal de Derechos Humanos, los decretos y reales decretos como papel higiénico. Obtura las tuberías del subsuelo, donde los ciudadanos y ciudadanas sobreviven e intentan desatrancar con intentos fallidos. ¿Donde defecamos las personas del subsuelo? Sobre nosotros mismos riendo las gracias de los de arriba, viviendo sus normas y aceptando que el hedor a mierda, sea el hedor de la vida felicitaria que anhelamos, buscamos, perseguimos...

Si, si... ¡qué pesimista, qué radical, que demagoga, que absurda soy! No os quito la razón. Aunque más esperanzadora es mi idea que la de muchos y muchas, cuando digo que del subsuelo se alimentan los de arriba, y que es hora de que subamos a por lo que nos han arrebatado, que es mucho más que el amor cuando se trata de dignidad. ¿Que es el amor si no tienes dignidad?¿Qué es la dignidad en ausencia del amor? Y de más que amor trata todo este enrollo de cesiones y desfalcos morales.

Defecamos en el concepto orinando sobre la esencia, nos secamos diciendo que amamos a numerosas personas. Defecamos encima de la responsabilidad y ahí están los gobernantes tiranos. Defecamos encima de los Derechos Humanos e imperan las religiones. Ahí está el error, si la razón fuera la mano del amor, el mundo sería distinto.

Estamos demasiado contaminados, los desechos acumulados a lo largo de la historia han atrofiado el sentido de nuestra existencia. Ahora esta se concentra en mirarse el ombligo y defecar donde defeca el resto de personas, sin preguntarse por qué la existencia es cómo es. Nos encontramos con nuevos diseños de vida, pensamientos opuestos o divergentes a los existentes ¿y qué hacemos? Defecar de nuevo encima de ellos, porque modificar lo que existe conlleva un gran esfuerzo neuronal y cambio de transmisiones. Construir puentes distintos sin utilizar cemento es llamado "Utopía", y pensar que algún día el ser humano despertará del sueño amargo en el que vive se llama "Ingenuidad". Al igual que un niño o niña, ingenuo, ingenua del mundo en el que desde los inicios toma biberón de diarrea social.

Aceptación de la violencia social como forma de vida natural, adaptación al medio explotado y contaminado, aprobación de la corrupción como instinto añadido en el humano, resignación resolutoria inhumana, defecación atómica de la humanidad sobre la humanidad... En definitiva, sociedades avanzadas que retroceden en su origen de base, evolucionada en atentar contra su misma especie a través de la desigualdad, la injusticia, la doble moral asesinando derechos y libertades, arrebatando la dignidad de las personas que también forman parte del aglomerado Ikea en el que vivimos, convivimos y sobrevivimos (aunque gran parte no lo consigue).

Defecamos sobre el mantillo de las antiguas civilizaciones sin sembrar nuevas semillas. Aramos las mismas tierras de raíces profundas donde a  veces comienzan a nacer hierbas vigorosas, coloridas de fragancias libertarias. Es entonces donde el frío del capital y el poder enraizado por los siglos golpea y marchita todo ápice de "regla de la selva", porque aunque las reglas de sentido común y respeto puedan acercarnos a esa vida felicitaria que anhelamos, preferimos la falsa alegría de que vivir hoy en día ya es un privilegio del cuál debemos estar agradecidos. Agradecidos de que el mantillo donde se construyen las catedrales demócratas y de libertad religiosa, nos ha concedido vivir con el mínimo de derechos que merecemos, ignorando los que nos son inherentes como humanos,  defecando con doble ración sobre mujeres, minorías y personas desfavorecidas.

Vivir, trabajar, crecer, caminar, aprender, amar, morir... con dignidad, se confunde con vivir para trabajar, aprender para producir, caminar para obtener, amar para crecer... después de conseguido esto poder morir con dignidad. Una vez más una montaña de estiércol humeando sobre la dignidad humana. La autonomía se convierte en un ejercicio de no libertad. Amnesia global en gobernarse a sí mismo, ser responsables de nuestras acciones y por lo tanto ser seres libres. Para esta humanidad la dignidad es un derecho ciudadano súbdito del personal que nos maneja y nos extermina con un solo "tiro de la cadena". Mientras en el subsuelo alquilamos, compramos casas creyendo que eso es la emancipación del ser humano, y que llevar una vida productiva económicamente hablando nos da la dignidad. Otro error básico que nos introducen con pañales, ignorando que la dignidad del ser humano es un derecho inviolable y un auténtico ejercicio de libertad y respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás. Ausencia o exceso de esta produce tiranía, esclavitud, desigualdad, injusticia, genocidios, abandonos... Los que poseen exceso de dignidad  se creen con ciertos privilegios para llevar a cabo la tortura atroz sobre los demás mortales.

Amor ¿altruista o egoísta? En mi ignorante opinión, con exceso o ausencia de dignidad claramente egoísta, en su justa medida de dignidad altruista. El amor es una actitud que da paso a los sentimientos, emociones y significados del mismo. Si en nuestra experiencia defecadora la existencia de dignidad es un objetivo a conseguir, el amor será otro objetivo al que conquistar. Aquella experiencia libre de conquistas autónomas, responsables, de respeto y con respeto hacia nosotros mismos indican una dignidad inherente y llevada a cabo con naturalidad, por lo tanto un amor distinto al que se practica hoy en día. ¿Cómo podemos hablar de amor por amar a una pareja, hijos o hermanos si nuestro conjunto sufre y muere de frustración y asaltos constantemente? ¿Acaso hay amores que matan como dice el refrán, o es que cuando se carece de amor sólo importa la vida del opresor?  No confundamos el altruismo egoísta de la religión con el amor en su estado puro, libre y sin leyes restrictivas. El amor no entiende de torturas, guillotinas ni pistolas. El que dice matar por amor a la humanidad, miente o confunde su exceso de dignidad con el amor hacía esta. Como expliqué antes quien se cree con privilegios y actúa de un modo nocivo, es aquel que ha distorsionado con grandeza su dignidad, creciendo y creciendo la misma a consta de la dignidad de los demás.

Si en el subsuelo esperamos a que nos devuelvan la dignidad mientras nos alimentamos de sus ladillas, estamos muy equivocados. No sólo son pobres los que ni siquiera de los restos se pueden alimentar. Las ratas de este planeta terrenal gobiernan los estados, pocos claros quedan ya por no decir ninguno. Nosotros, que no somos ratas pero deseamos llegar a serlo, somos muy pobres en amor y dignidad. Tan en el umbral de la pobreza nos encontramos que no somos ni conscientes de nuestras carencias humanas. Nos produce extraño amor y apego un smartphone, consola, televisión con wifi... sin embargo nos produce rechazo la verdad, el cambio hacia una vida más felicitaria y justa, las protestas y exigencias hacia las ratas... El miedo a lo desconocido es mayor que la violencia conocida. Enfermedades varias y tristeza (no siempre en todos los humanos) la pasividad y la poca conciencia humana que nos rodea.

Las ratas seguirán defecando sobre nosotros, los humanos seguiremos defecando donde nos ordenen, obedeciendo la santa norma de hacernos más ignorantes y deshumanos. Por lo tanto ¿seguiremos defecando en el mismo lugar impuesto desde hace siglos en el 2014? La lucha vista así es una "utopía" porque el ser humano ya no tiene la dignidad mínima para amarse a sí mismo y limpiar de los mortales las ratas fabricantes de valores inmorales que parecen inmortales.





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