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Donde habita el amor

Me enseñaste un lugar donde todo era fácil, y siempre encontraba paz.

Tus abrazos me reconfortaban y convertían mis lágrimas en aprendizajes vitales.

Tu optimismo marinaba toda idea pesimista, propagando rayos de luz.

Tus consejos me embriagaban de serenidad,. Me asombraba tu sabiduría emocional.

Incluso en pleno incendio, eras capaz de apagar las llamas con un simple bocadillo de jamón.

Me enseñaste un lugar donde primaba el respeto y la necesidad de compartir.

Donde jugar de niña era el lugar más (bonito) seguro donde estar, con Gugú, Delfín, Don Cosquillón y todos esos personajes que inventabas para hacerme la persona más feliz del mundo.

Donde ser yo, siendo tú mi incondicional fan, escuchando desde los inicios mis progresos,
apoyando y motivando (mis proyectos) para que persiguiera mi sueño. 

Un lugar inhóspito sin ti. Donde tu ausencia se convirtió en tortura y con el paso del tiempo,
se transformó en recuerdos que ahora me hacen sentir afortunada.

Te echo de menos. Aún siento tu mano cogiendo la mía, dándole besos pequeños, tiernos,
a todos mis dedos. 

Echo de menos reírme contigo, ser tu pinche en la cocina, nuestras citas en la Plaza del Carmen para comer, fumarme un pitillo a escondidas junto a ti, nuestras conversaciones, tus abrazos sin escapatoria...

Me enseñaste un lugar donde todo parecía fácil, y siempre encontraba paz.

Un lugar que no sale en los mapas, y que debería ser universal. Pues es ese lugar, donde habita el amor.

                                                                                                                                    - marzo 2019

Un teorema descalabrado




Empezó a pensar en un nuevo teorema tras el fracaso rotundo de su demostración en público. Éramos pocas personas las allí presentes, pero teníamos la ilusión en un motivo común. Subió el escalón acompañado de un bastón robusto colocándose frente a desconocidas pupilas que se escurrían desde las grietas que pronunciaban sus labios. Proseguían como liebres sobre una extensa selva blanca que parecía no tener fin. Su longeva barba haciendo cosquillas en el papel que sujetaba hizo que éste riera a carcajadas. Rendido por las mismas hizo volar sus apuntes y pronunció su tesis en voz alta: -¡Miren el mundo! El amor es egoísta.

Quizá en otro lugar



Pero ya nada sería igual. Desde entonces algunas cosas increíbles se volvieron realidad. Las hadas se dejaban contemplar revoloteando entre los estambres, mientras una nube de néctar transparente dibujaba la figura de sus alas de porcelana. Los destellos del sol conseguían traspasar las frondosas y espesas copas de verde oliva con pistacho, haciendo llegar así, el día y la noche en el ilusorio mundo Fantasía. Elfos, ninfas, duendes y otros muchos seres mágicos despertaban de un letargo sueño humano. Desaparecieron.