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Diciembre Navidad

Diciembre, una vez más, te repites. Guardas alguna sorpresa, pero eres peor que el ajo o el hedor de un huevo podrido. La única cosa que me gusta de ti, es el día del cumpleaños de mi padre, ese día si es para festejar. Un año más con él, viéndole envejecer, pudiendo aprender de él y con él, eso me maravilla de ti, Diciembre.

Diciembre, llegas con tus galas luminosas, cargado de farsas y alimentado de un consumismo atroz, llamándolo Navidad. Te introduces en las escuelas aún con recortes, en cualquier habitáculo de la televisión, entre las hojas de la prensa escrita, en los carteles de las ciudades, en las pequeñas empresas, en las grandes multinacionales, en las mentes de las personas más desprotegidas, en todas partes. No importa, mires donde mires allí estás con tu Navidad repleto de mensajes contradictorios, los cuáles la sociedad aplaude y abraza.

Diciembre, no te das cuenta de cómo te manipulan, nos manipulan contigo. Ahora hay un nuevo motivo para no ser críticos y no pensar en todo lo acontecido en este país. Cuando no estás tú, el motivo es el positivismo, los mensajes de autoayuda, el individualismo... Cuando tú apareces vestido de Navidad, es la reunión familiar, las buenas voluntades, la solidaridad... Suena bonito si fuera real. Si fuera cierto, los políticos que nos gobiernan se concentrarían en las puertas de las cárceles para ingresar voluntariamente, se encargarían de cumplir y modernizar la constitución, harían por construir una realidad democrática escuchando a su sociedad, derogarían todas las leyes impuestas tanto en educación como en servicios sociales, haciéndolas públicas y exigiendo la máxima calidad, respetarían los derechos fundamentales y no permitirían personas sin techo, desahucios, ni víctimas de este terrorífico sistema capitalista que va degollando cabezas sin remordimientos.

Diciembre, un mes con una larga historia de celebraciones, desde los romanos, germanos, incas... hasta que te tomaron en sus manos los cristianos. Celebrando en ti la Navidad “nacimiento de Jesús de Nazaret”, Christmas “misa de Cristo” o en alemán Weihnachten “ noche de bendición”, festejándo el 25 de diciembre. Trasladándose no solo a cristianos creyentes, pues tan fuerte se ha consolidado que se podría decir que es tradición cultural festejar la Nochebuena, Navidad, etc. entre creyentes y no creyentes, agnósticos y ateos. Todos encuentran motivos para sentir alegria, paz y armonía en ti. Y supongo que cuando digo que el ser humano es estúpido, no me falta razón. Estúpido, sí, estúpido. Cuando uno intenta salir de ese envoltorio impuesto desde que nacemos, es una oveja negra. ¿Y cuántas ovejas negras somos ya? Aún por definir, porque se esconden, o se visten de blanco cuando les interesa.

Diciembre, sólo imaginar a Aguirre, Cospedal, Rajoy, Fabra, Zapatero, Botín, “Los Alba”,González, y un larguísimo etc, cenando con sus adorables familias, en sus lujosas casas y con sus mentes frívolas y amorales, comiendo como cerdos cochinillo,lubina, marisco, caviar, y un sinfín de alimentos de alta calidad. Al rey dando su discurso del año, mientras se embolsa nuestro dinero en su bolsillo... me da asco. Sólo pensar, en todas las familias que quisieran y no pueden reunirse simplemente por falta de medios ya no sólo por pérdidas humanas, me da tristeza. Tristeza en general por estas sociedades que celebran estas fiestas y que obligan a todo ser viviente de sus estado a celebrarla, y tristeza por la falta de solidaridad real que existe cuando unos pueden vivir del cuento y otros no pueden ni vivir de sueños.

Diciembre, ¿qué sería de ti sin niños y niñas?, ellos alimentan el espíritu de la Navidad, no por su propia voluntad, claro está. Algunos dirán que la Navidad es ilusión, imaginación, alegría y diversión para los más pequeños, y que sólo eso basta para recibir tal fecha con los brazos abiertos. Quizá no caigan en la cuenta de que una vez más manipulamos desde el inicio y pervertimos a nuestra sociedad en los comienzos en que entran a formar parte de ella. Pues no hay mayor ilusión para un niño que la que pueda construir su imaginación, y para ello prueba demostrada están los cuentos y la literatura infantil que permite a los pequeños viajar e imaginar el mundo a su manera, la construcción de juguetes que además les conduce a un aprendizaje individual y grupal. No hay mayor alegría que el aprender a vivir una vida felicitaria, y para ello debemos transformar estos valores tradicionales y de doble moral que vendemos y practicamos. No hay mayor regalo para una infancia que aprender lo que es el respeto, la igualdad, la justicia, la libertad, la tolerancia, la solidaridad... y para ello no basta sólo con percibirlos en un papel destacado, llámese ley, creencias o libros de texto. Debe forjarse un cambio del sentido de la moral, pues ya vemos lo que es actualmente en nuestra sociedad. Un cambio en el que los valores ocupen un papel destacado en nuestras vidas y en el ámbito social y educacional. Un cambio real de nuestras actitudes y comportamientos en los que predomine el respeto y la responsabilidad, poniendo en práctica todos los valores citados anteriormente.

Diciembre, en esta sociedad pervertida y perversa tu mes se corrompe, como se corrompe todo lo que esta humanidad carente de moral manipula. Me llamarán radical y otras cosas, me intentarán convencer de sus celebraciones cristianas y de su buen hacer, incluso los no creyentes lo intentarán. Pero yo como buena atea, y una ciudadana más de este complejo aglomerado social, no voy a celebrar nada, de celebrar sólo celebraría en tu mes “la hecatombe de los sueños sagrados, santuarios mofados, con el limbo amedrentados” como canto en una canción, y no quiero ni me apetece celebrar la hecatombe de los sueños humanos. 

1 comentario:

Pitofiño dijo...

Lo suscribo totalmente.