Empezó a pensar en un nuevo teorema tras el fracaso rotundo de su demostración en público. Éramos pocas personas las allí presentes, pero teníamos la ilusión en un motivo común. Subió el escalón acompañado de un bastón robusto colocándose frente a desconocidas pupilas que se escurrían desde las grietas que pronunciaban sus labios. Proseguían como liebres sobre una extensa selva blanca que parecía no tener fin. Su longeva barba haciendo cosquillas en el papel que sujetaba hizo que éste riera a carcajadas. Rendido por las mismas hizo volar sus apuntes y pronunció su tesis en voz alta: -¡Miren el mundo! El amor es egoísta.
Un teorema descalabrado
Empezó a pensar en un nuevo teorema tras el fracaso rotundo de su demostración en público. Éramos pocas personas las allí presentes, pero teníamos la ilusión en un motivo común. Subió el escalón acompañado de un bastón robusto colocándose frente a desconocidas pupilas que se escurrían desde las grietas que pronunciaban sus labios. Proseguían como liebres sobre una extensa selva blanca que parecía no tener fin. Su longeva barba haciendo cosquillas en el papel que sujetaba hizo que éste riera a carcajadas. Rendido por las mismas hizo volar sus apuntes y pronunció su tesis en voz alta: -¡Miren el mundo! El amor es egoísta.
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